Iglesia de San Herculano
Dejando atrás el sitio de Ostia Antigua, una calle lateral de vía de Castel Fusano lleva al cementerio moderno de Ostia. Aquí se alza una pequeña iglesia medieval dedicada a san Herculano, un soldado romano que según la leyenda habría sido martirizado con santa Áurea durante la persecución del emperador Claudio el Gótico y enterrado posteriormente en Portus (el puerto imperial).
En otro tiempo, el área de la pequeña iglesia formaba parte de la gran necrópolis suburbana de Ostia, para la que las investigaciones arqueológicas han establecido un uso continuado desde el siglo I-II d. C. hasta la Baja Edad Media.
Precisamente se remontan a los siglos I-II d.C. las estructuras funerarias encontradas a lo largo del perímetro exterior del edificio, reutilizadas en los siglos IV y V para la construcción de la iglesia. Se trata de algunos enterramientos "a la capuchina", es decir, cubiertas con grandes tejas o ladrillos dispuestos en forma de techo a dos aguas. Las estructuras funerarias fueron nuevamente empleadas en la Alta Edad Media para la realización de tumbas paralelas, distribuidas en varios niveles superpuestos (formae).
El edificio de culto actual es el resultado de varias fases constructivas y se presenta como un aula absidiada elaborada con materiales reutilizados y revestimiento en opus vittatum (también llamado "opera listata", es típico de los siglos IV-V d.C. y consiste en un recubrimiento de adobes y tobas en hileras alternadas).
Bajo el suelo actual de la iglesia puede constatarse el uso funerario continuado que se prolonga desde época romana, comprende época medieval y llega casi hasta nuestros días. En efecto, un osario en la nave guarda los restos de trabajadores de la Romaña y sobre todo de Rávena, llegados en 1884 para limpiar las lagunas de Ostia, Fiumicino y Maccarese, como recuerda la placa de la plaza Umberto I en Ostia Antigua.
Finalmente, en el recinto exterior de la iglesia fueron enterrados arqueólogos y estudiosos que con su trabajo contribuyeron al descubrimiento de Ostia Antigua. Entre los muchos recordamos a Dante Vaglieri (1865-1913), Guido Calza (1888-1946), Giovanni Becatti (1912-1973), Italo Gismondi (1887-1974) y Raissa Gourevitch (1894-1979).